martes, 3 de agosto de 2010

Amén.

Como un torrente de lava hirviendo, un volcán que escupe fuego de la tierra, bestial, monumental, infinito y rojo. Sin modelar, salvaje, gigante, puramente salvaje, bestialmente salvaje y abstracto. Así la vida quiere partirme y tomarme, llevarme hacia ella, hecho uno con el fuego que busca el susurro del viento, para ser modelado, para darle forma a la fuerza de cien mil caballos con fuego en los ojos y sangre en el corazón. Viento, agua, para darle forma y ternura al poder de Dios. Locura, locura, locura. Canción.
   Pensar, pensar pensar pensar. Pensar cuando se camina. Caminar y observar. Obervar y pensar. Dejar de pensar. Pensar. Pensar en dejar de pensar. Observar. Sentir. Ser  violado por la vida y entregado el corazón, vivo en la emoción, el cuerpo, la respiración. Que un torrente de agua y fuego rompa la ascensión, y que la raíz salga bruta, marrón, con fuego y amor, locura, al espléndido cielo. Corazón, emoción, locura, fuego, canción. Paz, agua, ternura, y otra vez el amor. Rojo, amor rojo, del fuego del corazón.
   Así mi cuerpo tiembla y se siento vivo. Vasija del universo, vacío, quietud. Respirar fuego, los ojos en la quietud. ¿Cómo vivir más profundamente el sueño, con el fuego el corazón? ¿Cómo esparcir este fuego, que arrase en silencio y estruendos, las trivialidades de nuestra realidad exterior’ Ser uno con la madera y el algodón…
   …Y que la soledad se muera, lejos con las trivialidades, que sólo bailen los de raíces al cielo, los de silencio y creación, los amigos de los volcanes y el algodón. Aquellos que no se asombren ante la vida en plena manifestación, lo sutil y el descontrol. Que se arrodillen en terrenos baldíos buscando entre las joyas también del dolor, la exultante emancipación. Del pecho, emancipación hacia el cielo de estrellas, del mar y el aire enamorado.
   Que nos junte el viento y el silencio, con sangre roja del fuego de volcanes de la tierra, y en la claridad y calma de la noche azul y blanca de la luna femenina, nos enseñe a amar, volcando el fuego, quemando el ruido, creando monstruos vivos, dulces y despiertos, que se gocen, que destruyan, que se compadezcan, que acaricien con los ojos y las manos. Que pisen y hagan ruido, para crear silencio.




(Febrero de 2009)

No hay comentarios:

Publicar un comentario