Cuando hay encuentro, ¡Las venas abiertas de mi corazón!, pareciera que el mundo se detuviera o se borrara más allá del marco del contorno de tu paisaje. Que los gritos de la muchedumbre se volviesen susurros que a lo lejos se pierden; que el tiempo se hiciera presente más fácilmente; que el silencio realzara el sonido de las cosas con mayor calidad, al encuentro expectante y alegre de tu mirada, una tarde cualquiera, minúscula en el infinito, que pasa a serlo todo, por un rato, en el tiempo sin tiempo.
Luego, al tumulto nuevo de la existencia no tan prolija, desordenada y hermosa, con mi aorta caliente. Y sigo, creando novedades que borrarán contornos de paisajes, que callarán gritos a susurros en el tiempo sin tiempo, en otros momentos, presentes, minúsculos, gigantes.
(Enero 2009)
(Enero 2009)
Inspirado en D. |
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